Se parten las ciruelas por la mitad, siguiendo el corte la propia forma de la fruta y se quita el hueso. Toda la operación la realizamos teniendo cuidado de dañar lo menos posible la fruta. Metemos las ciruelas bien apretaditas en un tarro y añadimos el azúcar, tres o cuatro cucharadas colmadas para un tarro de un litro, aproximadamente, depende de lo dulces que sean las ciruelas y de lo dulce que nos guste el almíbar y se cierra el tarro bien cerrado.
Metemos el tarro en una olla con agua caliente al fuego, no debemos hacerlo cuando esté fría y dejarla calentar (como con el tomate, por ejemplo) ya que las ciruelas se desharían, hay que hacerlo cuando el agua esté caliente pero antes de empezar a hervir. Cuando rompa el hervor, lo dejamos diez minutos y apagamos el fuego, esperamos unos minutos y sacamos los tarros con cuidado, no hay que esperar a que enfríe.
Metemos el tarro en una olla con agua caliente al fuego, no debemos hacerlo cuando esté fría y dejarla calentar (como con el tomate, por ejemplo) ya que las ciruelas se desharían, hay que hacerlo cuando el agua esté caliente pero antes de empezar a hervir. Cuando rompa el hervor, lo dejamos diez minutos y apagamos el fuego, esperamos unos minutos y sacamos los tarros con cuidado, no hay que esperar a que enfríe.